Nos encanta publicar y compartir detalles de nuestras vidas en las redes sociales, y a través de ellas hemos creado importantes conexiones, tanto personales como profesionales. Sin embargo, cuando se trata de asuntos legales, hay que tener mucho cuidado con lo que se publica y con lo que se mantiene en secreto.
Lee con atención el siguiente Blog, para que evites vivir situaciones complicadas.
Comencemos por este principio muy sencillo: No importa lo inofensivo que parezca, cualquier cosa que publiques en las redes sociales puede ser usada en tu contra en una demanda por lesiones personales. No importa si tu deseo es desahogarte, quejarte o buscar ayuda. No lo hagas.
Por lo general las compañías de seguros y los abogados defensores realizan exhaustivas investigaciones para distorsionar la información disponible y para crear una narrativa diferente sobre lo que reclama el demandante y sus lesiones.
Lo que siempre recomendamos a nuestros clientes es que no hablen ni discutan su caso con nadie después de un accidente de tráfico y, sobre todo, que no publiquen nada en las redes sociales.
Por ejemplo: Publicar una foto de tu automóvil, con un texto que exprese: “Estrellé mi auto” puede sugerir que fuiste tú el que causo el accidente; quizás sea una frase que te venga a la mente sin medir las consecuencias de la misma, pero al leerla desde la perspectiva de la aseguradora, estás aceptando la responsabilidad total de los hechos.
Incluso al responder a un comentario sobre tu accidente debes tener mucho cuidado. Si un amigo te pregunta si estás bien y respondes: “Me siento muy bien”, bien sea por cortesía o por no querer entrar en detalles de tu situación. Lo único que estás haciendo es poner en peligro tu acuerdo.
Lo más recomendable es que te alejes de tus redes sociales, y te mantengas bajo perfil mientras tú y tu abogado, llegan a un acuerdo justo por los daños que hayas sufrido.
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